¡Anda qué no tengo manías!

Siempre que se acerca el último rodaje antes de una carrera me pasa lo mismo, no voy ni a pedales. Me encuentro cansado, pesado, sin ganas, sin fuerza, con una sensación de que no voy a poder con mi alma el día de la carrera que es pasado mañana.

De verdad, siempre la misma percepción. De hecho alguna vez que he ido el último rodaje con fuerza he sentido algo contradictorio, es decir, no me alegraba por estar bien, tenía que salir mal el último rodaje en caso contrario no vale. Supongo que será cuestión de superstición.

Además un par de días antes y de manera repentina te empieza a doler algo. Si no es un gemelo es un cuádriceps, y si no un pie. El caso es que como no tengas alguna molestia no estás a gusto o no crees estar bien entrenado para la competición. En fin somos así y no vamos a cambiar a estas alturas.

Luego empiezas a pensar en lo que te llevas para correr. Camiseta tal con mallas cual, o caseta de manga no se qué por si hace frio con este otro pantalón. El caso es que te vas un fin de semana y te llevas dos maletas de ropa de correr para usar al final siempre lo mismo: El pantalón corto y camiseta de manga corta de siempre. Vamos que cabe todo en el bolsillo de la cazadora y tú te llevas dos maletas. Sabes que no lo vas a usar, pero te sientes seguro.
Llegas a por el dorsal y ves a los competidores. Todos te parecen Haile Gebreselasie, y tienes que soltar la frase: ¡Menudos galgos!.... los compañeros se parten de risa….

En fin las rutinas de siempre que me vuelven loco.

Mañana os cuento sobre la carrera del sábado.

Hoy he hecho 11 km por el PAU tranquilamente, despacio, pero sin ganas bajo en vendaval horroso, y rodeado de niños con “globos de regalo del nuevo Centro Comercial” que “inaugura hoy sus puertas”.

Semana con 40 km y queda un maratón y si hay ganas 10km del domingo.